¿Por qué no empieza el ciclo solar 24?

Todo iba bien.

Hace tres meses se producían las dos primeras manchas solares. El ciclo solar 24 daba comienzo.

Pero algo extraño ha ocurrido. Ya no hay manchas solares. ¡Ni una! Aquellas dos se esfumaron y ninguna más las ha reemplazado. Eso es lo que viene registrando el satélite que orbita entorno al Sol, llamado SOHO en todo este tiempo.

El aspecto del Sol a día de hoy, 29 de abril del 2008, es el siguiente, impoluto de manchas:

Fuente: http://www.spaceweather.com/

Este hecho es bastante llamativo. No se entiende por qué el Sol no ha entrado ya de lleno en la actividad que era de esperar. Cuanto más tarde el Sol en activarse más débil será el ciclo.

¿Qué consecuencias tiene ésto? Una de ellas sería el enfriamiento global.

¡Era lo que nos faltaba!

Todas las políticas orientadas a luchar contra los gases de efecto invernadero y que ahora se nos echase encima una pequeña edad de hielo.

Los astrofísicos empiezan a sentirse incómodos ante el letargo solar. Es de esperar que pronto empicen a aparecer en los medios de comunicación la ausencia de manchas solares.

Los conejos de Porto Santo

He aquí una preciosa prueba de la EVOLUCIÓN.

Esta es la historia de una simpática camada de conejos que fue soltada en el S. XV en una pequeña isla de Madeira, llamada Porto Santo.

En esta isla no habia ningún animal de esta especie. Pues bien. Las mutaciones y la selección natural empezaron a actuar sobre las sucesivas generaciones de conejitos, hasta que, en el S.XIX la evolución había actuado de tal forma sobre estos roedores que UNA ESPECIE NUEVA HABÍA NACIDO.

Si. Ya no era posible la unión entre estos conejos isleños con los conejos europeos. Tan sólo cuatro siglos bastaron para que estas simpáticas criaturas se convirtiesen en una nueva especie.

No hace falta esperar millones de años para que la evolución haga que, a partir de una especie, aparezca otra.

Confusión entre "el hecho evolutivo" y las "teorías explicativas" de la evolución

Una confusión de bulto que cometen los fundamentalistas religiosos en sus críticas hacia la evolución de la vida es no ver la diferencia entre "un hecho" y "explicación de ese hecho".

Si uno lanza una piedra hacia arriba, se verá que la piedra sube y luego baja, cayendo al suelo. Este es un hecho. Para tratar de explicar este hecho, tenemos, por ejemplo la teoría de la gravitación de Newton.

Un fundamentalista religioso no distinguirá entre ambas cosas. Confundirá la teoría de la gravitación con el hecho de lanzar piedras hacia arriba.

En fin...

Raúl Esperante y las focas de hace millones de años

Me ha encantado leer ayer, en el periódico ELMUNDO, cómo un reputado "científico-pastor" adventista, firmaba un trabajo en el que se mostraba el hallazgo de unos restos de foca en Huelva que tenían más de 4 millones de años.

Como bien sabéis, los adventistas defienden el creacionismo de la Tierra Joven, es decir, creen que el Sol, las estrellas, la Luna y la vida se creó por un chasquido de dedos de un dios HACE 6000 AÑOS.

Ellos afirman la veracidad de esta Tierra Joven acudiendo a las genealogías que aparecen en la Biblia y a las revelaciones sobrenaturales de la Profetisa del Adventismo, llamada Elena White.

Esta señora rebuzna (no se puede emplear otro verbo) en sus escritos, UNA Y OTRA VEZ, que la Tierra tiene no más de 6000 años. También se afirma lo mismo en los principales libros de creencias de los adventistas.

Para mantener semejante afirmación han de obviar TODOS los conocientos aportados por la ciencia al respecto y negar prácticamente la totalidad de los contenidos de disciplinas tan fundamentales como son la GEOLOGÍA, la FÍSICA, o la BIOLOGÍA.

RAÚL ESPERANTE, como digo, toda una institución en la "ciencia" creacionista adventista parace ser que ha abandonado la hilarante creencia, sólo basada en mitos y supersticiones, de que la Tierra y la vida apareció antes de ayer, para abrazarse a lo que se sabe desde hace más de 150 años sin ninguna duda: que la vida tiene millones de años... MILLONES.

Aquí dejo el enlace al artículo de ELMUNDO:

http://www.elmundo.es/elmundo/2008/04/04/ciencia/1207305346.html

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