El libro de Daniel es un ejemplo claro de la inexactitud bíblica, como veremos ahora. Obviamente no fue escrito por ningún Daniel. Todos los eruditos bíblicos han fechado la composición del libro en el año 165 a.C, lo cual obviamente viene recogido en todas las enciclopedias. Esto no es fruto de ninguna conspiración a gran escala, como argumentan, por ejemplo mis amigos los adventistas, sino que es fruto de estudios lingüísticos e históricos que se hicieron en el S. XVIII, es decir, ¡hace 300 años!.
Vamos a verlo.
DANIEL 1:1–2
El año tercero del reinado de Joaquim, rey de Judá, Nabucodonosor, rey de Babilonia, fue a Jerusalén y la sitió. El Señor entregó en sus manos a Joaquim, rey de Judá, y una parte de los objetos del templo de Dios. Él los llevó a la tierra de Senaar y los depositó en el tesoro de sus dioses.
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Estos dos versículos contienen dos errores históricos totalmente inadmisibles para un supuesto Daniel que vivía en la corte.
a) El tercer año del reinado de Joaquim es el 606 a.C, pero en ese año Nabucodonosor aun no era rey de Babilonia, le faltaba un año. Exactamente, tuvo que esperar hasta el 17 de septiembre del 605 a.C. para sentarse en el trono.
b) Nabucodonosor tomó Jerusalén, sin destruirla en el 597 a.C., lo que supondría el noveno año del reinado de Joaquim. Joaquim murió por aquel entonces. Fue a su hijo Joaquín a quien entregaron al conquistador[1].
DANIEL 5:1–2
El rey Baltasar convidó a un gran festín a mil de sus dignatarios, y en su presencia se dio a beber vino. Animado por el vino, Baltasar mandó traer las copas de oro y plata que su padre Nabucodonosor se había llevado del templo de Jerusalén, para que bebieran en ellas el rey, sus dignatarios, sus mujeres y sus concubinas.
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Aquí vuelve a haber otros dos errores garrafales:
a) Baltasar no fue hijo de Nabucodonosor, sino de Nabonides. Nabonides era uno de los gobernadores de Nabucodonosor y llegó a ser rey de Babilonia.
b) Baltasar jamás fue rey de Babilonia.
En efecto:
Tras la muerte de Nabucodonosor en el 562 a.C., hubo una prolongada lucha por el poder entre los distintos partidos e individuos. En el 556 a.C. Nabonides, uno de los gobernadores de Nabucodonosor, se convirtió en rey de Babilonia (donde reinó en 556-539 a.C.). Figura enigmática en cierto modo, se opuso a la influyente clase sacerdotal de Babilonia. Nabonides dejó la ciudad de Babilonia bajo el control de su hijo Baltasar [2]
DANIEL 5:30–31
Aquella misma noche Baltasar, rey de los caldeos, fue asesinado. Y recibió el reino Darío el medo, a la edad de sesenta y dos años.
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Ya hemos dicho antes que Baltasar no era el rey de los caldeos, ni de Babilonia. Resulta que Darío el medo jamás recibió el reinado de Babilonia. Ese honor le correspondió a Ciro II el Grande. Nunca ha existido un tal Darío el medo.
Esto fue lo que ocurrió realmente:
Baltasar fue asesinado cuando la ciudad fue capturada por los medos y los persas en el otoño del 539 a.C[3]
El rey que derrotó a los babilonios fue el persa Ciro II el Grande, quien también había derrotado a Media. Nabonides fue capturado en Sippar (cerca de la actual Bagdad, Irak); los persas entraron en Babilonia sin encontrar resistencia. Babilonia fue entonces anexionada a Persia y, de este modo, finalmente perdió la independencia.[4]
Existe un Darío en la historia de Persia: Darío I el Grande (c. 558-486 a.C.), rey de Persia (c. 521-486 a.C.), hijo del noble persa Histaspes, y miembro de la familia real persa de los Aqueménidas. En el 522 a.C., a la muerte del rey Cambises II, un grupo de magos sacerdotes persas intentaron dar el trono a uno de sus acólitos, el usurpador Gaumata; fingió ser Smerdis (fallecido alrededor del 523 a.C.), el hermano asesinado de Cambises II. En el 521, Darío derrotó a Gaumata y fue elegido rey de Persia.[5]
El autor de Daniel puede que tomase el nombre de Darío pensando en es este Darío de Persia. El autor desconoce todo lo relativo a la historia de Babilonia. A parte de los errores anteriores que son de tipo cuantitativo, comete desvaríos cualitativos, por ejemplo, cree que los imperios caldeo, medio, persa y griego fueron sucesivos. No sabe que los medas y los caldeos eran reinados que coexistieron y que ambos fueron aplastados por los persas.
DANIEL 9:1–2
El año primero del reinado de Darío, hijo de Asuero, de la estirpe de los medos, que fue constituido rey sobre el imperio de los caldeos, yo, Daniel, me puse a estudiar en los libros
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Aquí se hace referencia a Darío de Persia. Lo que ocurre es que Darío no es el hijo de Asuero, sino de Histaspes, como indicamos antes. Asuero es Jerjes I de Persia. Entonces Darío es el padre de Asuero, no su hijo. No puede haber más despropósitos juntos en tan pocas palabras.
En cualquier enciclopedia podemos leer lo siguiente:
Jerjes I (c. 519-465 a.C.), rey de Persia (486-465 a.C.), hijo de Darío I y Atosa, hija de Ciro II el Grande. Jerjes[6]
Como hemos visto, Daniel no se enteraba muy bien de lo que sucedía a su alrededor.
Terminamos indicando que, obviamente, las supuestas profecías que se le atribuyen son todas a toro pasado, puesto que los acontecimientos que se describen en el libro ya habían acontecido.
Sólo la ignorancia puede mantener a Daniel como un profeta auténtico. En realidad no hay ni un profeta en la Biblia que profetice algo. Los propios judíos, que son los padres de todo el Antiguo Testamento, nunca lo han catalogado como tal. Por ello, en su canon, en el que dividen los libros en la Torá, Profetas[7] y Halográficos, el libro de Daniel figura entre los libros que forman este último grupo, los libros Halográficos, catalogados como literatura diversa[8].
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[1]"Nabucodonosor II", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 99. © 1993-1998 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[2]"Babilonia (imperio)", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 99. © 1993-1998 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[3]"Baltasar", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 99. © 1993-1998 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[4]"Babilonia (imperio)", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 99. © 1993-1998 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[5]"Darío I el Grande", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 99. © 1993-1998 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[6]"Jerjes I", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 99. © 1993-1998 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[7] El contenido de Daniel es claramente profético. ¿Por qué, entonces, no figura como un libro más entre los Profetas, en el canon judío? Pues porque esa agrupación se cerró con el libro de Jonás en el 300 a.C, antes de que se escribiese Daniel.
[8] “Biblia”, Microsoft ® Encarta ® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
domingo, 27 de diciembre de 2009
El libro de Daniel y el Adventismo
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3 comentarios:
Bravo. Nos acabas de demostrar a todos que lo tuyo es hablar de oído (porque demuestras no saber de lo que hablas).
Te haré solo un par de precisiones. Luego sigue tú por tu cuenta a ver si eres capaz de librarte de prejuicios y llegas a un análisis más elaborado.
1) Infórmate sobre la forma de hacer dataciones en los calendarios judíos. Por ejemplo: cuando se dice que el reinado de tal rey fue de 3 años, no quiere decir que tal rey reinara durante 3 años completos, sino en un periodo de tiempo situado en 3 años, aunque fuera 1 solo día del 1er año, todo el 2º y un solo día del 3º (lo cual sumaría 1 año y 2 días, pero se menciona como 3 años a efectos bíblicos).
Compruébalo por ti mismo, cotejando con otros pasajes.
2) Mencionas que Belsasar no fue hijo de Nabucodonosor (sino de Nabonido), aunque en el libro de Daniel se dice que sí lo es. Aquí demuestras que también ignoras que, en la Biblia, la palabra "hijo" se puede utilizar para designar a cualquier descendiente, sin especificar cuál es el nivel de ascendencia (puede ser hijo, nieto, bisnieto...). En ocasiones, se utiliza para nombrar a un antepasado ilustre.
Imagino que te sonará la expresión "somos hijos de Abraham". Los judíos que así se expresaban en los relatos del Evangelio ¿en realidad eran "hijos" de Abraham? Y cuando se referían a Abraham como "nuestro padre", ¿se estaban expresando en sentido literal?
Por último, solo mencionar que Belsasar era un gran desconocido en el siglo II aC (difícil que un "Daniel" de ese tiempo se refiriera a alguien cuya existencia desconocía) e incluso la arqueología puso en entredicho el libro de Daniel, en el sentido de que hablaba de un personaje inventado. Hasta que ¡mira por donde! descubrimientos arqueológicos más recientes sacaron a la luz evidencias de que el tal Belsasar sí existió en los tiempos del Daniel bíblico.
QUE LASTIMA DE LA PERSONA QUE ESCRIBIÓ ESTE ARTICULO.
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