Para muchos grupos religiosos la proximindad del fin del mundo es su eje vertebrador. Tenemos un ejemplo claro de ésto en el movimiento llamado Iglesia Adventista del Séptimo Día, conocida por las siglas IASD.
La IASD fue fundada por gentes que creyeron que en 1844 llegaría el fin del mundo. Obviamente no pasó nada, pero cuando ya todos estaban de capa caída, a una agudamente se le ocurrió que tal vez en la Tierra no se dio acontecimiento divino alguno, pero sí en el cielo, donde nadie puede verificarlo.
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En efecto... tal vez en su casa, el Santurario Celstial, Jesucristo dejó la sala de descanso y se encerró en el despacho, empezando a revisar los expedientes de los pecadores.
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La tarea de Jesús sería titánica... pero como un dios que es, no tardaría mucho tiempo en evaluar los antacedentes de muertos y vivos y poder juzgar en consecuencia. Así que pronta debiera ser su vuelta a la Tierra, con el veredicto listo para cada uno de nosotros, sin duda alguna.
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Esta creencia ciega acerca de la inminente venida de Cristo, que aglutinó a aquel grupo, en la actualidad, 164 años después, aun sigue viva, aunque para ello ha sido necesario recurrir a la mentira.
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Traigo aquí un hermoso ejemplo de cómo se usa la desinformación (siendo bondadosos en el adjetivo usado) para mantener coleando esa llamita de esperanza de que es inminente la 2ª Venida de Cristo a la Tierra. Una vez más, como en tantas otras, estamos ante conocimiento científico manipulado.
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Según los adventistas, las señales del mundo natural que anuncian el fin de los tiempos ya se han cumplido.
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En efecto. Según la Iglesia Adventista del Séptimo Día, los cielos, el Sol y la Tierra han dado testimonio del cumplimiento de las profecias en lo referente al mundo natural con tres sucesos sobrenaturales, tres acontecimientos de dimensiones extraordinarias, sólo propias de la mano de Dios.
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Aquí únicamenete voy a hablar del testimonio de los cielos. Otro día traeré aquí el caso del Sol y la Tierra, igual de vergonzosamente falsos. Entremos en materia.
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En el super erudito libro adventista llamado "Creencias de los Adventistas del Séptimo Día" se pueden leer afirmaciones como las que siguen sobre un acontecimiento que tuvo lugar en 1833, una lluvia de estrellas, para esta gente la caida literal del cielo:
La última señal de la serie fue la lluvia de estrellas o meteoros, más
gráficamente descrita en Apocalipsis 6 13. Esta señal se cumplió con la gran
lluvia meteórica del 13 de noviembre de 1833, que fue visible en la mayor parte
de la tierra. Estas son señales específicas para la última generación de hombres
que había de vivir en la tierra antes del regreso de Cristo.
Se lee también sobre esta lluvia de estrellas lo siguiente:
"el más extenso despliegue de meteoritos que se recuerde"Si algún avezado adventista se acerca por aquí, que consulte "Creencias de los adventistas del Séptimo Día" en la Pág. 393, capítulo 24: La Segunda Venida de Cristo.
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¿Qué pasó exactamente? ¿Ocurrió algo tan espectacular, algo divino? ¿Fue realmente aquel acontecimiento el más extenso despliegue de meteoritos que se recuerde? La astronomía algo tendrá que decir sobre un acontecimiento tan tamaño, ¿no?
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La lluvia de estrellas del 13 de noviembre de 1833, usada por los adventistas para proclamar que las señales del cielo ya se han cumplido y que el fin de los tiempos está aquí prácticamente, se trata simplemente de un fenómeno natural cíclico que acontece cada 33 años (todos los años hay lluvia de Leónidas, pero cada 33 años el fenómeno se hace intenso). Nada tiene de extraordinario.
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Sobre esa lluvia de estrellas, LAS LEÓNIDAS, hay registros históricos sobre el fenómeno desde hace 3000 años. Consulten en cualquier enciclopedia sobre este asunto, por ejemplo en wikipedia y sobre temas más generales sobre orígenes en https://www.elorigen.de
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Pero si esto es así... entonces, ¿de qué hablan estos "sabios" adventistas? Pues de nada más que de embustes, de superstición barata para el adepto incauto. Engañan al pobre creyente con esa literatura enredosa, salpicada de amenazas de condenación eterna, una auténtica basura intelectual.
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Uno puede creer que el Ratoncito Pérez es el responsable del cambio climático y del mismo modo que, como afirman los sabios adventistas:
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."Tanto Cristo como Juan se refirieron a esta caida de estrellas indicando que la venida de Cristo estaba cerca"
("Creencias de los Adventistas del Séptimo Día", pág 393)
Todos somos libres de creer en las tonterias que nos venga en gana y en dar el significado que se nos antoje. Si queremos ver el fin de los tiempos en el apareamiento de los escarabajos o en las lluvia de estrellas, pues muy bien, no hay problema alguno.
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Pero cuando para mantener esas creencias se miente de forma premeditada y organizada, jugando con los sentimientos de millones de personas, como es el caso que nos ocupa nos tenemos que llenar de desasosiego, de incomodidad. La manipulación y el engaño no puede quedar impune de ese modo.
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Cuando se dice que el fenómeno de 1833 fue el más extenso que se recuerde, con el fin de identificarlo con algo extraordinario, se está manipulando y engañando al adepto al adventismo.
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¿Por qué estos dirigentes de la Iglesia Adventista no comunican a sus fieles que en 1966 se registraron unas 100.000 meteoros por hora frente a los escasos 6000 meteoros por hora de 1833, es decir, un 94% menos?
.El libro al que una y otra vez hago referencia, el que recoge las doctrinas básicas adventistas, no es un libro cualquiera. Está escrito y revisado por un comité de 194 personas pertenecientes a las 10 divisiones mundiales de la Iglesia adventista y es de 1988, por lo que no ha llovido mucho.
..El libro al que una y otra vez hago referencia, el que recoge las doctrinas básicas adventistas, no es un libro cualquiera. Está escrito y revisado por un comité de 194 personas pertenecientes a las 10 divisiones mundiales de la Iglesia adventista y es de 1988, por lo que no ha llovido mucho.
Precioso ejemplo de falsedad y de manipulación.
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